por Pascual Aguelo Navarro,
Responsable Jurídico de la Web de Extranjeria ReICAZ
Según las noticias abundantemente transmitidas por los medios de comunicación, 103 niños chadianos, entre otros, podrían haber sido víctimas de un intento de secuestro internacional. La connivencia de las autoridades chadianas y francesas, origen y destino de los menores, parece clara. Tampoco se libran los padres y familiares de los niños, que ni siquiera opusieron una mínima resistencia a la entrega de los menores, sin cerciorarse de su destino, temporal o definitivo.
La situación de los miembros de la tripulación del avión y de la ONG responsable de los traslados, presuntos participantes en el secuestro, ha merecido una amplia muestra de solidaridad, incluso de los presidentes de los Gobiernos francés y español. Indudablemente la suerte de cualquier persona en el Chad parece insuficientemente garantizada, también su “suerte” jurídica; pero, por ello mismo, es más indignante la despreocupación de los medios, gobiernos e instancias internacionales, dígase Unión Africana, ONU, UNICEF, por la suerte corrida por los niños, las únicas y verdaderas víctimas de todo este galimatías.
Pero en los actuales momentos también continúan los interrogantes sobre estos niños, verdaderos protagonistas de esta información. ¿Qué sabemos de ellos?, ¿Quién garantiza que ahora están siendo tratados humanamente, como corresponde?, ¿Acaso las mismas autoridades chadianas cuya integridad se cuestiona por todo el mundo?.
Si de verdad preocupa una solución justa de este caso, empecemos a interrogarnos por la situación de las verdaderas víctimas, los niños, exigiendo la intervención de los organismos correspondientes regionales e internacionales.
Quizás algunos lleguen a la conclusión de que no merece la pena preocuparse por 103 niños, cuando solamente de malaria 3.000 niños mueren diariamente en África.
No es el momento de aducir más o menos teóricas soberanías y más o menos independencias judiciales; es el momento de la protección de los niños. El gesto anunciado por el ejecutivo español de ofrecerse a pagar su educación, quizás, ¿cómo contrapartida de la liberación de los pilotos?, aún insuficiente, es un ejemplo a seguir, siempre que se realice con los imprescindible controles y garantías de su cumplimiento y humanitaria finalidad.
1 comentario:
Perfecto su comentario.
Me parece muy explicito y contundente su denuncia de solidaridad.
Realmente me parece indignante que ya no escuchemos nada de estos pobres niños. Lastima que sus padres no sean medicos ny se llamen madelain..
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