por Pascual Aguelo Navarro, Responsable Jurídico de la Web de Extranjeria ReICAZ y Angel Chueca Sancho, Director de Intermigra
En plena campaña electoral, el PP ha puesto sobre la mesa una serie de aparentes ingeniosas medidas, como la creación de un contrato de integración de los extranjeros o el visado por puntos, que tratarían de aportar la solución mágica de los males que según el citado partido acarrea el fenómeno migratorio en nuestro país.
Presentadas como grandes novedades no son sino la adaptación a España de algunas viejas recetas de la derecha europea en materia migratoria: controles exhaustivos para la entrada de nuevos migrantes y politicas asimilacionistas en relación con aquellos que se encuentran ya en territorio europeo, que tan escasos éxitos están teniendo en los países de nuestro entorno más próximo.
El objetivo no declarado de las propuestas populares es tratar de aparentar una total ausencia de regulación de los derechos y obligaciones susceptibles de ser exigidos a las personas migrantes. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.
Como bien sabe cualquier estudiante de derecho “la ignorancia de las leyes no excluye su cumplimiento”, por consiguiente, con contrato o sin él, todo el minucioso ordenamiento jurídico español es exigible sin excusa posible a todas las personas, incluidas por supuesto las migrantes. En segundo lugar, se debe recordar, que el principal bloque normativo legal de la extranjería actualmente vigente, fue aprobado precisamente bajo el Gobierno del Partido Popular, y entre otras muchas regulaciones exige el cumplimiento de un importante número de condiciones como: un certificado médico, ausencia de antecedentes penales y gubernativos, disposición de medios económicos, cumplimiento de las obligaciones tributarias y de seguridad social, realización continuada de actividad laboral, exigencia de documentación identificativa. Por último, que los Informes de Arraigo Social, que en España se viene emitiendo por los ayuntamientos como documento necesario para acceder a la residencia temporal, vienen haciendo constar entre otros: el tiempo de permanencia; los medios de vida, grado de conocimiento de las lenguas oficiales utlizadas, la inserción en las redes sociales de su entrono, programas de inserción socio laboral en los que haya participado, etc… Es decir con un contenido similar al denominado contrato francés “de integración republicana” .
Lo novedoso de la propuesta popular es precisamente no partir de exigencias jurídicas, sino de imposición de “costumbres meta jurídicas”, es decir usos y rituales privados, no todos ellos dignos de conservarse, ni de gozar de protección pública, que sin explicitarlos, pues no resulta factible un enunciado exhaustivo de todas ellos, aparecen o se escenifican, como valores superiores al derecho. Nadie se había atrevido a tanto, con la excepción de Le Pen en Francia.
Y es que en materia migratoria NO EXISTEN FÓRMULAS MÁGICAS; así lo atestigua la permanente modificación de las legislaciones de los Estados europeos en este terreno. ¿Dónde se halla entonces la solución?. La base para una solución lo más acertada posible parece que se encuentra en el reconocimiento sin condiciones de los Derechos Humanos de todas las personas, partiendo de la igualdad y no discriminación, del impulso del principio de ciudadanía y el respeto del principio de interculturalidad. Todos esos Derechos y Principios tienen una clara relación con los deberes de todos y de todas, que también deben exigirse sin discriminación.
Tal y como ha venido a ser planteada la propuesta, debería haberse quedado fuera de la contienda electoral. Lo que a veces se denomina “política de Estado” exige en este caso la permanente búsqueda del consenso y no del disenso, del diálogo y no de la confrontación. Porque el tema ofrece tal complejidad que la búsqueda de soluciones simplistas y demagógicas solamente conduce al malestar social y deriva en un incremento de la xenofobia.
1 comentario:
Da gusto que haya personas como usted que hable desde el conocimiento y no desde la demagogia. Desgraciadamente no dirige la política migratoria.
Nada más cierto que para un trabajador inmigrante mantenerse en la regularidad durante los cinco primeros años es labor de titanes y lo sabemos todos los que trabajamos en este ámbito. Lo que parece mentira que un señor como Rajoy que ha sido ministro de un gobierno que dejó que se gestara la mayor bolsa de irregulares de la historia sea capaz de descolgarse con una medida como esa. Habría que recordarle el maravilloso viaje que se le ocurrió hacer con los ecuatorianos para recoger un visado...como medida de regularización.
Yo no soy jurista pero creo que para firmar un contrato hacen falta dos partes, ¿a qué se va a comprometer el Estado en ese contrato?. ¿Se comprometerá a que los empresarios firmen paralelamente un contrato donde especifiquen que no descontarán al trabajador dinero de su salario para pagar la cuota empresarial de la Seguridad Social, por ejemplo?. ¿Habilitará clases de los diferentes idiomas, deduciéndolas del horario laboral, para que consigan el "nivel adecuado" de conocimiento del idioma o se las tendrán que pagar en academias privadas después de trabajar de sol a sol?.
En fin, yo siento vergüenza al oír estas declaraciones de cara a arañar apoyos del votante xenófobo y como medida profiláctica lo que hago es pedir perdón a todos mis usuarios (todos inmigrantes) por tener que soportar estos comentarios electoralistas y que la mayoría no compartimos, espero.
Publicar un comentario